El Fandango de Casares

El Fandango de Casares

En el mundo del folklore hay muchos tipos de bailes, pero pocos que lleven consigo el nombre propio de un pueblo. Es lo que pasa con El Fandango de Casares, una forma de bailar, cantar y expresarse única, unida a unas tradiciones y un pueblo volcado en mantenerlo vivo.

¿En qué consiste El Fandango de Casares?

El Fandango hay que entenderlo de dos formas diferentes, la más antigua, era una fiesta campesina que se remonta al siglo XVIII; cuando se terminaba la faena en el campo, el rato de diversión era pasar un buen rato con familiares y vecinos, cantando y bailando. La forma más reciente de entenderlo es como cante. La evolución de la fiesta campesina se ha reinventado en unos cantes con aires aflamencados derivados de las malagueñas o los verdiales. 

Esta forma de hacer arte se hizo muy popular en muchos territorios del sur peninsular, hoy en día El Fandango de Casares aún mantiene la esencia y el carácter tradicional.

El Fandango de Casares

El Fandango de Casares representa muy bien el carácter festivo de antaño. Para los casareños más allá de ser música, es cultura, es sentimiento, tradición y por supuesto, una forma de encuentro con todos los vecinos, cada vez que hay una festividad. 

En los bailes participaban y participan hombres y mujeres de cualquier edad, pero ellas siempre han ocupado un papel importante en los Fandangos de Casares. Las fandangueras eran las que se dedicaban a la organización de la fiesta, pero también a la interpretación y conservación del fandango. 

Las letras de cada canción incluye la simbología, la forma de ser bailado y tocado, muestran mensajes para reivindicar a la sociedad.

Historia del Fandango de Casares

En la historia hay que destacar a una persona por la aportación que le hizo a este género, el cantaor casareño Niño de la Rosa Fina. Este cantaor fusiona el Fandango de Casares con flamenco y le da visibilidad por toda España a principios de la década de 1930.  

El Fandango de Casares sigue estando más vivo que nunca, gracias a la contribución de la escuela municipal de baile, a los flamencos locales y las nuevas generaciones que siguen contribuyendo al auge del patrimonio cultural de Casares. 

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